Un fin de semana de finales de febrero, en el que hacia un
tiempo más propio de verano, Nefertari y yo, cogimos el coche con rumbo
desconocido, y después de una vuelta encontramos esta gran fábrica.
Sabemos su historia porque nos la conto una señora mayor muy
amable, que había trabajado en ella cuando estaba en funcionamiento. Asi que
gracias desde este humilde blog, por perder un poco de tiempo con nosotras.
Gracias.
La fábrica se dedicó en sus buenos tiempos a la fabricación
de pinturas de látex y embases metálicos para las conservas. Funcionó durante
muchísimos años y todas sus empleadas eran mujeres, unas 200. Perteneció a dos
hermanos, pero cuando falleció uno de ellos, heredó su hijo, que no parecía muy dispuesto a
luchar por la empresa como lo hizo su padre en vida, entonces su tío cansado,
de tirar él solo, se desvinculó de ella y montó otra fabrica en otro Polígono
Industrial. Con lo cual, la empresa fue de mal en peor hasta su cierre…
No vamos a comentar las fotos porque hablan por sí solas,
pero saludar desde aquí al graffitero con el mantuve una charla distendida, era
muy agradable y un gran graffitero, no un chapuzas de esos que solo saben
manchar. (Ahora si veo lo que querías reflejar con tu arte graffitero).
Y a día de hoy esto es lo que nos encontramos
Buen trabajo sí señor, aquí tienes tu obra expuesta como te
dije que haría.
Y aquí lo dejamos compis, nos vemos en la próxima parada.
Chao.